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Definir un genero musical siempre es una tarea dificil, muchas veces quien se mete a esto (usualmente melomanos o musicologos) terminan, algunas veces sin quererlo, cometiendo arbitrariedades inadmisibles incluso para los músicos,,, que deberían ser las voces mas escuchadas en el mundo de la crítica musical.
En el caso del latin jazz se nos presenta uno de los desafíos mas difíciles para construir una definición íntegra. Como nos lo recuerda el mismo Fernando Trueba en uno de los apartes del Documental Calle 54, el jazz latino es el resultado de uno de los mestizajes mas grandiosos y fantásticos en la historia de la cultura y el arte occidental.
Sin embargo fueron dos largas historias musicales las que se entrecruzaron y dieron lo mejor de sí en la síntesis llamada latin jazz; es la herencia de la música negra africana y la música académica europea.
Los ritmos africanos
Desde el siglo XVI, los países potentes que tenían colonias tenían también sus esclavos preferidos : los esclavos de los españoles eran los Yoruba (pueblo Nigeria, que hablaban Lucumí, cuya religión era la Santería), mientras que los ingleses preferían los Ashantis ; los franceses utilizaban los Dahomey (influencia de los Arara y religión Abacuá), y los portugueses usaban el Senegalés.
Los orígenes armónicos europeos
Después de la rebeldía de 1801 en Haití, muchas familias de esclavos huyeron hacia Cuba. Llevaron con ellos varios cinquillos, que son estructuras rítmicas que añaden una nota a lo normal como por ejemplo : cinco notas en una barra de cuatro tiempos. Hoy en día se conocen 32 formas de cinquillos en todo el Caribe. Llevaron así la "contredanse" francesa que, asociada con las varias tradiciones locales rítmicas y armónicas (el cante jondo de origen español) se convirtió en la contradanza habanera, y después en la danza, el danzón, el son... Así se puede decir que los orígenes armónicos vienen de Europa : Francia y España particularmente.
La aparición del jazz con esa marcada influencia de percusiones africanas y afroantillanas acompañadas de instrumentos europeos e intepretada por músicos norteamericanos y latinoamericanos no cayo muy bien entre los puristas “jazzistas” de mediados de siglo; al respecto vale la pena recordar las palabras del investigador musical Colombiano Rafael Bassi Labarrera cuando dice; “El error del purista consiste en que la pureza en el arte es un mito, y nada más impuro que el jazz, que desde sus inicios ya es un híbrido, una mezcla de distintas músicas”
Un antecedente importante pero la mayoría de veces ocultado es el aporte del pianista Louis Moreau Gottschalk que inició la comunicación entre los músicos de New Orleans y Cuba este músico empezó a fundir la música clásica europea y la música popular cubana. Gran músico que murió prematuramente a los 40 años. Fue el gran abuelo del jazz latino.
Destacamos aquí el gran momento que vivió esta música a mediados de siglo, en los Estados Unidos de la mano del trompetista Dizzy Gillespie y Stan Kenton, cuando empiezan a indagar acerca de la música afrocubana y inician una nueva fase de experimentación en la que se agregan ritmos afrocubanos con instrumentación jazzística.
Pero el latin jazz le debe mucho a un grupo de músicos que trabajaron en la consolidación del ritmo aportando desde sus distintas trayectorias musicales; la historia del jazz latino es dominada por el llamado triángulo de oro: el dúo integrado por los cuñados Frank Grillo "Machito" y Mario Bauzá; otra pareja tremenda, Dizzy Gillespie y el percusionista cubano Chano Pozo, y finalmente un músico generalmente ignorado: Arturo Chico O'Farrill.
"Machito" y Bauzá se conocieron en La Habana en los años veinte. Bauzá aprovechó las gran migración de portorriqueños y cubanos hacia Nueva York para establecerse allí, en El Barrio, con la pretensión de convertirse en jazzman. Allí es testigo de la formación de la comunidad musical latina: el impacto de El manisero, las orquestas latinas (como la de los Hermanos Castro,
Otro factor decisivo en la mezcla del jazz con los ritmos cubanos lo fueron las llamadas descargas, los jam sessions que los músicos cubanos realizaban en la isla: reuniones en las que los músicos improvisaban, realizaban las descargas de ideas musicales. Con ellas se puede decir que el jazz afrocubano nace simultáneamente en La Habana y Nueva York.
La otra pareja clave en la historia del jazz latino es la de Chano Pozo y Dizzy Gillespie. Es en 1946 cuando el tremendo conguero y bailarín cubano conoce a Gillespie e inician su colaboración musical: entre ambos lograrían la fusión perfecta, "la de un genio de la armonía del jazz con un genio de los ritmos afrocubanos." Formado en un ambiente genuinamente popular, Pozo es un percusionista, compositor y bailarín excepcional. Es en diciembre de 1947 cuando Pozo se presentó como la gran estrella de la orquesta de Gillespie en el Town Hall de Nueva York. Allí interpretan el que muy probablemente sea el tema más clásico del jazz latino: Manteca.
Sin embargo, la asociación Pozo-Gillespie fue violentamente interrumpida por el asesinato de Chano por un lío de drogas en diciembre de 1948. Sin embargo, la contribución de Luciano Pozo González a la música ha permanecido: las percusiones cubanas han invadido la música popular occidental, y aún más, ya que los bongós, maracas y claves aparecieron incluso en la música sinfónica rusa.
La última pieza del triángulo es el trompetista, compositor y arreglista cubano Arturo Chico O'Farrill. Músico con una sólida formación clásica -llegó a estudiar con Rodolfo Halfter durante su estancia en México-, hizo de la suite para gran orquesta su especialidad. Muerto hace apenas unos pocos meses, O'Farrill conoció y trabajó con los grandes del jazz latino, como Machito, Bauzá y Gillespie. Es autor de otra de las obras maestras del jazz: The Afro Cuban Jazz Suite.
///(Texto: taringa, fotografia: Malagon, Video: You tube.)///
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