FOLKLORE YORUBA : TAMBORES BATA
Tambores batá de los esclavos yoruba. Tambores de dos parches y dos o tres sonidos, tocados en África solamente para la divinidad Changó y la sociedad a máscaras Egungun. En Cuba, este tambor se toca para todas las divinidades yoruba. De ahí entonces que se adaptó y/o inventó ritmos. El directorio de este tambor es considerable, y hace ipso facto la parte principal inevitable de la música tradicional afro-cubana. El extracto presentado es un fragmento del saludo instrumental los Orichas (divinidades yoruba) llamado "orú seco". En esta parte musical tocada en la apertura de cada ritual, se toca de los "gorros" (partes musicales específicas) para una veintena de divinidades. El extracto presentado aquí se toca (conectado) para la siguiente divinidad: Oricha Oko (divinidad de la agricultura), Ibeyi (gemelos divinos), Changó (divinidad del fuego y el rayo), Yewa (divinidad encargada del paso de los almas en el más allá), Oyá (divinidad femenina de la tormenta y el río Níger, mujer de Changó), y Yemayá (divinidad del océano y madre de Changó). Manley "Piri" toca el tambor principal (Iyá) en el centro y Antoine Miniconi toca el "segundo" tambor (Itótele, a la derecha). El tercer tambor (Okónkolo) es tocado por Eliades López, un joven miembro de la familia y el acompañante de los tocadores de tambores.
Tambores Batá: Instrumentos principales de los rituales de los esclavos Yoruba de Cuba originarios de Nigeria. Con los cantos, permiten el transe y la posesión de los iniciados por dioses de la religión afro-cubana o llamada "Santería".
Cajones:
Tambores de madera de los rituales llamados "Cajones al Muerto" o de ceremonias espiritistas, permitiendo el transe y la posesión de los iniciados por los espíritus de los muertos. Esta religión es una mezcla de cultos católicos, el Congo y yoruba.
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PAGINA DE MANLEY LOPEZ HERRERA Y "LOS CHINITOS " DE SAN MIGUEL DE PADRON, HABANA , CUBA.
TATA GUINES
CON TRES TAMBORES BATA - TATA GUINES
El tamborilero cubano Tata Güine, considerado una leyenda de la percusión de la isla,fallecio en La Habana a la edad de 77 años a causa de un cáncer. El percusionista, que paseó su arte por escenarios de Europa, Asia y América y recibió el Premio Nacional de la Música de Cuba en 2006, se encontraba hospitalizado en la capital cubana y fue enterrado en su localidad natal, Güines, en la provincia de La Habana, informo una fuente del Instituto Nacional de la Música de Cuba.
Federico Arístides Soto Alejo, conocido artísticamente por el sobrenombre de Tata Güines, nació el 18 de julio de 1930, en el seno de una familia de músicos. Fue autodidacta y, según él mismo decía, se había inspirado en el arte del percusionista Chano Pozo para crear su propio estilo al interpretar la conga. En particular, los solos de tumbadora (tambor), instrumento que revolucionó con su estilo y del que extrajo nuevas sonoridades. Fue candidato varias veces a los premios Grammy Latinos, con los discos La rumba soy yo; Lágrimas Negras, en el que participó como invitado junto al cantante español Diego El Cigala y al pianista cubano Bebo Valdés, y también con la formación del famoso Buena Vista Social Club.
Tata Güines comenzó su trayectoria tocando el contrabajo con un conjunto dirigido por su tío Dionisio Martínez, y más tarde fundó la orquesta Estrellas Nacientes, junto a algunos músicos de su familia. Además de integrar grupos como el Quinteto Instrumental de Música Moderna, compartió escenario con la orquesta Sinfónica Nacional, el cantautor cubano Silvio Rodríguez y el pianista cubano José María Vitier. A su vez, popularizó composiciones propias como Perico no llores más, Auxilio y No metas la mano en la Candela, entre otras. Por su papel en la música, el tamborilero recibió importantes distinciones culturales de la isla como la orden Félix Varela (2004) y la medalla Alejo Carpentier (2002).
"Respetar todo lo que huela a Cuba"
En una entrevista que concedió en abril de 2007 a la revista Bohemia, desveló que una de sus ocupaciones era enseñar a niños para darles el maestro que él no tuvo y que estaba con "más entusiasmo, con más deseos y decisión de seguir adelante" para dejar una obra que otros pudieran interpretar. Entonces, el músico confesó que estaba "muy disgustado" por la poca promoción de la música cubana y la pérdida del espacio de ritmos tradicionales como el danzón frente al reggaeton. "Yo digo que primero hay que tener en cuenta tu música, tu palma, tu bandera, después que venga lo demás, pero hay que tener principios y respetar a todo lo que huela a Cuba", dijo.
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