jueves, noviembre 27, 2008

MI BARRIO





* APUNTES SOBRE LA MUSICA POPULAR EN CALI


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* EL FENOMENO DE LAS VIEJOTECAS EN CALI


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NADIE SE SALVA DE LA RUMBA




Doña Carmen y la viejoteca del avión

David Gallego B.
Diciembre de 2005


-Son cuatro mil setecientos doña- dice el taxista mientras doña Carmen saca de entre sus senos la vieja carterita café en donde guarda la sencilla. Paga, se baja del vehículo y camina unos pasos hasta ver claramente el destino final de su corto y rutinario viaje:
la viejoteca.

Cada viernes en la tarde, doña Carmen, como muchos de los adultos mayores de Cali, tiene una cita con el baile y la sana rumba. Es ya costumbre que estas personas se reúnan a compartir la música de décadas pasadas, sus recuerdos y sus experiencias en un ambiente de risa, licor y cadencia musical.

La viejoteca, mas que un sitio de baile, revive la vitalidad perdida de estos adultos y viejos que dedican unas horas semanales al goce y a la vagancia –como ellos la llaman- dejando a un lado sus trabajo, sus problemas e incluso sus familias. En la vida de gran parte de los asistentes reina el estrés y el cansancio de días y noches de trabajo. Desde médicos y profesores hasta mensajeros y vigilantes pasando por todas las profesiones y oficios que representan una carga en sus vidas y que es liberada con unas horas de entera diversión.

LA VIEJO
Crónica de una rumba anunciada

A principios de los noventas, al norte de Cali, fue construído el polideportivo para los adultos mayores de la corporación para la tercera edad, y en él un gran salón dotado de excelente iluminación y un potente equipo de sonido. Por iniciativa de Carmen Román -la mamá de las viejotecas- el salón fue destinado para que las mujeres mayores tertuliaran y conversaran los viernes en la tarde. Poco a poco la popularidad de estas reuniones fue creciendo; los maridos de las señoras se interesaron también y comenzaron a asistir, pero pidieron incluir el “aguardientito para prender la cosa”. Meses después, el baile era el plato fuerte de los viernes para estos viejitos por su grado de ejercicio y la oportunidad que ofrecía de disfrutar y conservar la buena salud. Luego abrieron el salón al público y la gente llegaba a montones. El sitio se hizo tan conocido que decidieron ponerle “viejoteca”, para distinguirla y asociar el término discoteca con los viejos y su rumba.
Al igual que este sitio se crearon muchos. Después llegó la Viejoteca del Parque de la Caña, y desde ahí la viejoteca original se conoce como La Viejoteca del parque del Avión o de Pardo Llada por su cercanía al sitio del mismo nombre, promovido por el cubano José Pardo Llada.

Hoy en día, la viejoteca del parque del Avión se conoce simplemente como “La Viejoteca” o “La Viejo” por ser la primera y gestora del movimiento de resurrección de la vieja guardia en Cali. Su estructura física se conserva idéntica y aunque el personal asistente cambia cada año, existen viejos que van desde su creación, cada viernes, hace trece años.
A pesar de ser uno de casi noventa sitios que existen en Cali con esta misma temática (baile y rumba para adultos mayores), la gente frecuenta La Viejoteca por su ambiente sano y tranquilo, claro que cada persona tiene motivos distintos para asistir. Aquí es posible encontrar desde el pensionado de estrato alto hasta la más vulgar y desagradable fufurufa que sólo acude en busca de clientes.

Hace unos meses ingresó al lugar una joven muchacha, bastante atractiva y muy alegre, con un señor mayor –mucho mayor que ella- quien posiblemente era un traqueto por su pinta vistosa y las cadenas de oro que colgaban de su cuello y se enredaban entre los pelos de su pecho. Dicha joven comenzó a bailar –como hace la mayoría de la gente- y todo parecía normal, hasta que sonó un bugalú, la mujer agarró la mano de su parejo y salió al a pista. Por ser un disco movido, requería de bastante alboroto en la forma de bailar, tanto así que al dar una vuelta brusca, su falda tomó vuelo y los asistentes a tan sano y tranquilo sitio se percataron de la ausencia de su ropa interior, por lo que inmediatamente fue expulsada del salón.

EL PERSONAL
La gente que va, a qué va y con qué pinta.

Es muy común encontrar los señores pensionados de Emcali, Cartón de Colombia o algunos profesores que gozan de sus abultadas billeteras. Vestidos siempre con pantalón serio, zapatos bailadores y camisas de cuadros, van a bailar y a divertirse únicamente. También las parejas de enamorados que compran una caneca de aguardiente para no quedarse atrás con el cuento del trago, pero que la comparten con gente de las mesas vecinas o espontáneos porque, seguramente, el señor tiene diabetes y la señora no puede llegar a su casa con “tufo” porque su madre anciana la regaña; igualmente las mujeres solas que van de cacería, con sus blusas de pepitas y faldas con amplias aberturas que muestran mas de lo que un hombre decente desearía ver.

El sitio es visitado frecuentemente por señores que salen de su trabajo a las cuatro o cinco de la tarde y, para no llegar tarde, se aplican abundante loción y asumen que el mal olor de las axilas se oculta y el aliento a comida en descomposición o el tufo del día anterior desaparece con un chicle que compran en la entrada.

LA FIESTA NO ES PARA FEOS
La pinta no es lo de menos

Olguita, por ejemplo, es una mujer muy refinada, de clase alta. Es del tipo de personas que no necesitan de un guardaespaldas y un carro lujoso para demostrar el dinero que llevan en los bolsillos, en este caso en la cartera. Lleva siempre vestidos finos y serios y el cabello recogido; tiene sesenta y pico pero parece de menos edad, y es muy posible que debajo del cabello, en la nuca, tenga un nudo de piel que los cirujanos le han recogido al pasar los años. Es una mujer estirada, en todo el sentido de la palabra.

Pero este cuento de la pinta no es algo que se deba tomar a la ligera, pues la elegancia y la belleza influyen mucho en la cantidad de piezas que pueda una señora bailar en una tarde. Los señores de otras mesas se fijan mucho en eso al momento de bailar, porque así como a las señoras les incomoda un tipo con chucha, a ellos les molesta una que esté mal vestida.
Y SE FORMA LA RUMBA CON UN GRAN FUROR,
Y se viste de fiesta mi amante corazón.

Son las doce y media del día, y doña Carmen está ansiosa por irse a bailar. Termina de preparar el almuerzo, se baña y corre a su closet para realizar una exhaustiva clasificación de la ropa con el fin de determinar la pinta del día. Anteriormente, ella estrenaba casi todos los viernes, nunca repetía. Pero por motivos económicos tuvo que dejar de comprar ropa tan seguido. Pasa las blusas: manga corta, sin mangas, de tiritas –“Uy no, me veo como una fufurufa”. Se decide por una blusa bordada azul que le hizo Amanda –su hermana- para un cumpleaños que, entre otras cosas, celebraron en la viejoteca.

El pantalón es otro cuento, y no por eso más sencillo. Doña Carmen no usa falda porque dice que se le ven las rodillas como “calambombos”, y que es rodillijunta y patiapartada, por eso desde hace muchos años usa pantalones que ella misma confecciona cuando le queda tiempo. “El problema aquí no es el modelo sino el color”. Escoge uno negro que compró en el SÍ con la tarjeta de crédito que le dieron por ser tan buena clienta del almacén. Para los zapatos es una selección automática, pues por ahora solo tiene “amansados” un par; los zapatos de bailar no pueden ser cualquiera, deben tener la horma perfecta y no deben tallar, porque si tallan producen cayos y llaguitas y eso no permite el baile.

Teniendo la pinta completa, va al baño y allí se cambia, porque su nieto Martín está viendo televisión en el cuarto, y cuando ve “Spiderman” nadie lo despega de la pantalla. Una vez vestida, doña Carmen se pone una cadenita discreta en el cuello y unos topitos de aretes. Por último el perfume y entonces se dispone a almorzar. En esas llega su hija, que se queda cuidando a Martín y a Ñata, su perra ciega, sorda y epiléptica.

Luego de almorzar, doña Carmen espera hasta la una y media –no mucho tiempo teniendo en cuenta lo que demora vestirse y comer- y aborda un taxi ante la mirada de los transeúntes en la calle, en la esquina de su casa.
-Señor, hágame el favor y me lleva a la viejoteca del avión.
-¿Por donde nos vamos doña?
-Por donde le quede más rápido.
La misma conversación que repite todos los viernes desde que doña Carmen aborda un taxi para irse a bailar.



EL QUE PEGA PRIMERO PEGA DOS VECES
La mesa y su importancia dentro del ambiente viejotequero

Al ver claramente el edificio blanco donde se encuentra el salón de baile, los sentidos de doña Carmen se agudizan, la adrenalina fluye y la emoción crece desmesuradamente como si fuera la primera vez. Camina unos pasos y se detiene en el carrito de los dulces para comprar chicle, la cajita grande, la rojita, la de canela. Saludada por todos continúa su camino hacia la taquilla, donde paga un precio menor que el del resto de la gente por ser afiliada, por tener carné.

Luego de la requisa habitual y minuciosa –donde cualquier cortaúñas, depilador o corta cutícula es considerado potencialmente como un arma- sube una rampa para llegar al segundo piso. Pasa por los baños y llega al salón, desierto de personas pero lleno de sillas y mesas. Doña Carmen entonces se percata de que es la única en el salón; es la primera en llegar y con cara de satisfacción demuestra la tranquilidad que siente al saber que no le han quitado su sitio de goce y el motivo por el cual madruga a su cita semanal: La mesa.


Es parte fundamental del viaje a la dimensión rumbera el legar temprano. “Coger mesa” es indispensable, porque si entrada la tarde un señor se acerca al sitio habitual de encuentro y no ve a su pareja, es difícil ubicarla entre la multitud y se pierde una oportunidad valiosa de bailar. Además del privilegio que tiene alguien cuando recibe a la gente que llega; se tiene la oportunidad de verlos a todos y que todos lo vean, garantizando una bailada plena toda la tarde.

Poco a poco va llegando la gente y el ambiente se va formando. Los saludos abundan y llenan el espacio aún vacío de personas pero repleto de emociones. La rumba se prende cuando suena el primer tema: un bolero de Alberto Beltrán que equilibra el ritmo entre el silencio y el alborote. Llega el trago y el licor se toma la mesa.

DON JOSE, QUE PACHANGA TIENE USTED
Las ganas de pasar sabroso

Un hombre se acerca: es José, un viejo amigo de la rumba. Siempre coge una mesa cercana a la de doña Carmen pero se sienta con ella, porque dice que desde que la belleza llegó a la viejoteca no se mueve de ahí, ni falta un solo día. Para él, esta es la única vagancia que tiene pues trabaja en una ferretería que él mismo montó hace unos años. Tiene dinero por las grandes inversiones económicas que han hecho sus hermanos en sus negocios de dudosa legalidad y se la pasa diciendo que todo en la vida no es plata. Se va de rebusque a la viejoteca porque, como el dice: enamora con el baile. Eso es cierto cuando permanece sobrio, pero como es costumbre, se emborracha desde antes de la rumba y llega con un olor a anís en el bigote que lo delata.

Don Leonel es otro visitante de la mesa. Es un viejo de79 años que parece de 50 por su alegría y vitalidad .Es un señor sano, toma poco y, a pesar de falsificar su diploma de quinto de primaria con el “Método Palmer”, tiene estudios en todas las áreas imaginables. Tiene una esposa con la cual lleva treinta años, con la anterior duró ocho y con la primera duró cinco, y con las cuales tiene siete hijas que hoy son profesionales. A pesar de todo, es uno de los buenos ejemplos del personal de la viejoteca.

A la viejoteca no se va solo a bailar, porque gran parte del personal que la visita no baila; es una excusa para la risa y la recocha. Aparte de la alegría de estos viejos, el trago –El aguardientito- motiva a las personas a “hacer el oso”, pero es un oso diferente: en este sitio la pollera colorá es el símbolo del “desencuaderne” y es motivo de garabatos, muecas y figuras extrañas con el cuerpo; es la excusa perfecta para sacar las clases de danza folclórica del colegio y recordar viejos tiempos.

QUE TENGA MUY LARGA VIDA, LLENA DE FELICIDAD
Con tu familia querida, y con todos en el hogar…

Celebrar las fechas especiales en la viejoteca es una tradición que han promovido los administradores desde su fundación. El día de la madre, el día de la mujer y los cumpleaños son acompañados de mariachis, flores, regalos y mucho trago. Cada año, doña Carmen celebra su cumpleaños como si fuera el último: lleva flores, adorna la mesa y se va con la pinta más espectacular que consigue en el SÍ; las fotos salen de todas las mesas y, coincidencialmente, todo el mundo tiene una cámara fotográfica para congelar el momento.

En general, la viejoteca es un espacio de individuos sentados en torno a una mesa con aguardiente, que disfrutan de su vejez, sacando los problemas y desestresandose de la semana. Es una excusa para reírse de la vida, para burlarse de los demás, que sólo son un espejo de si mismos. Es una cita con la diversión y en algunos casos, es lo único bueno de sus vidas, que ahogan sus penas en el licor y tiran a la basura sus matrimonios por la lujuria de algunos bailes.

Cuando la tarde cae y el licor hace estragos en los cuerpos de los viejos, doña Carmen sabe que es momento de irse. Al mirar alrededor y verse rodeada de desconocidos, de gente oscura y misteriosa y de señoras sin decencia ni vergüenza, doña Carmen vuelve a la tierra, toma la caneca medio llena y se dispone a salir. Muchos de sus amigos y conocidos están tan ebrios que es imposible entablar una conversación, y por lo tanto despedirse. Otros, por el contrario, como si nunca hubieran vivido esta experiencia, se despiden y acompañan a doña Carmen a abordar el taxi, no sin antes comprar lechona en la salida para calmar el hambre y la fatiga que dejó el trago.



“Doña Carmen aborda el taxi -A Junín me hace el favor. El vehículo atraviesa la ciudad en medio del trancón de la hora post-pico y donde muchas historias comienzan, esta termina con los ojos enlagunados, borrosos y la mente entre la conciencia y el estado alucinante. Al pasar por una discoteca, la mirada de doña Carmen delata su memoria que recuerda los viejos tiempos, el agüeluelo y la buena rumba que siempre terminaba con el regaño de los papás y las travesuras de los novios. Esa de aquellos años setentas, donde los tiempos eran distintos. La nostalgia se apodera de ella, la circunda, la rodea, la acecha; los sueños de la juventud, las ilusiones… otros tiempos, mejores.

Están cerca de su casa, y doña Carmen presiente lo inevitable. Llegan, se baja del taxi y ve el punto de partida de su aventura. Camina hacia la puerta, y sabe que al introducir la llave, su viaje termina, volviendo a la realidad, a su trabajo, a sus problemas, a la monotonía, a la vida para salir del éxtasis del goce y retomar el estrés, entonces abre la puerta y se sumerge en la oscuridad de su casa, donde la espera su perra epiléptica, casi dormida y ciega, aquella que la acompañará hasta un próximo viernes cuando se repita esta experiencia.



O'Farrill: el latin jazz está en punto crítico


Por ISTRA PACHECO

MEXICO, el 1 de mayo del 2008 (AP): No sólo se trata de un homenaje a su fallecido padre, el famoso trompetista Chico O' Farrill. El álbum ``Song for Chico'', del pianista Arturo O'Farrill junto a la Afro-Latin Jazz Orchestra busca mezclar las raíces y los sonidos tradicionales del latin jazz con lo más vanguardista.

Así describió el músico, quien incluyó ocho temas, entre composiciones suyas y otras interpretadas por su fallecido progenitor, pero con nuevos arreglos.


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``Yo crecí con el viejo y la música de él está en todo lo que hago, todo lo que pienso, todo lo que toco, en todos mis arreglos, en todo lo que compongo'', dijo a la AP el miércoles en entrevista telefónica desde Estados Unidos. ``Posiblemente es la influencia más grande de mi vida''.
La combinación de ambas escuelas del latin jazz es una prioridad para el también director, por entender que el género está en un punto crítico.

``El latin jazz se tiene que mover... Mucha gente ya empieza a considerar que se está siendo aburrido'', confesó.

``Estamos en una onda en la que se cree que hay que replicar, replicar, replicar lo que otros hicieron. Pero el futuro del jazz es empujar y progresar, continuar hacia adelante porque si no se muere, se estanca, como le pasó a la música clásica''.

La buena noticia es que en sus recorridos por Estados Unidos y otros países, donde quiera que va a enseñar, ofrecer talleres, seminarios o impartir lecciones magistrales, O'Farrill encuentra muchos músicos jóvenes ``con visión, ideas y una onda internacional''.

``Ahí está el futuro. Sí hay esperanza'', afirmó.

Recordó que músicos con Dizzy Gillespie, con quien tuvo la oportunidad de compartir en vida, fueron pioneros al fusionar ritmos de diferentes culturas y lo más importante, sin miedo a las críticas.

``Dizzy tenía la cabeza muy abierta a las posibilidades de combinar y mezclar música'', dijo.

``Si tú oyes algo en tu cabeza que tú conoces que es musical y no lo realizas porque tienes miedo de lo que va a pasar con la gente eres un cobarde. Pero si tú tienes la integridad de Dizzy, de Chico... tú vas a hacer lo que te da la gana porque tú sabes dentro de ti que es importante, que es música de tu espíritu que no te puedes guardar''.

Otras lecciones importantes lo atan también a su padre.

``El me decía, 'siempre tienes que caminar con integridad en tu arte, en tu vida, como persona. Como tú tratas a la gente, al fulano de tal en la calle, así es como tú eres como persona y como artista y como todo'''.

También lo impulsó a buscar en todo la calidad, tener ``un nivel tan alto que nadie te puede confundir con un común'', y siempre entrenarse ``para ser el mejor posible''.

Y esto es lo mismo que le ha transmitido a sus propios hijos, de 13 y 16 años.

``Los dos son increíbles músicos, más que yo y que mi papá. El menor, Adam, es trompetista y compositor y el mayor, Zacarías, es percusionista y compositor. Los dos son fabulosos''.

O'Farrill y sus hijos ya han tocado juntos públicamente, por lo que no es de extrañarse que a largo plazo graben algún material.

Por lo pronto el músico, cuyo sueño es hacer alguna colaboración con el excéntrico Prince, se dispone a lanzar este año un disco que grabó con la cantante chilena Claudia Acuña y grabar otro en el verano con ``6 ó 7 piezas'', esta vez todas de su autoría.

Aunque bromea con que es ``lamentable'' que sus retoños continúen su legado porque la vida del músico ``es difícil'', en el fondo le gusta que se dediquen a este arte, que considera el ``más espiritual y accesible de todos''.

``La música es la más interesante de las artes porque no puedes comer música, no la puedes ver, no se puede poner como un 'jacket'. La música es el arte más espiritual para mí porque viene de las manos, entra directamente por las orejas al corazón. Tiene una esencia indefinible y sobre todo es el arte que más entiende la gente'', filosofó.

``Es tan fuerte que tienes la posibilidad de tocar el corazón de un persona de pueblo y si tenemos la oportunidad de tocar la gente a ese nivel, tan profundo, tan adentro, es el privilegio más grande de la vida''.

En Internet: Arturo O'Farrill: http://www.arturoofarrill.com/

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