martes, febrero 16, 2010

MALAGONIKUS DAYS


I don't know what other people are doing - I just know about me.
Thelonious Monk




LA CULTURA DE LA MEDIOCRIDAD
La Mediocridad toma mucho menos tiempo, y la mayoria de la gente no notara la diferencia hasta que es demasiado tarde.
El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente.
El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde.
Los mediocres no son genios, ni héroes ni santos. Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ya ha recibido por tradición, sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las cree, pudiendo existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo. (...) "Cuando la mediocracia encuba pollipavos no tienen atmósfera los aguiluchos".

Del libro "El Hombre Mediocre",
por el sociólogo y médico italoargentino
José Ingenieros (1877-1925)
Los espíritus mediocres condenan generalmente todo aquello que no está a su alcance.
François de La Rochefoucauld (1613-1680)
escritor francés

la mediocridad va de la mano con la corrupción y el egoísmo. Si no me importa hacer bien las cosas, no tengo reparos morales en vender mi integridad profesional.
cual fuera lo que estoy haciendo, debo apuntar alto. Y no para buscar prestigio o ser un ganador, sino por la propia satisfacción de saber que hice lo mejor que pude. Que mi tiempo y esfuerzo no terminen desperdiciados en algo mediocre.

En esta vida algunos hombres nacen mediocres, otros logran mediocridad y a otros la mediocridad les cae encima.
Joseph Heller

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