ESTE DOMINGO 15 DE AGOSTO UN HOMENAJE AL GRUPO MADERA, QUE FUERA FUNDADA EN 1977 EN EL BARRIO MARIN, DE SAN AGUSTIN DEL SUR - CARACAS - VENEZUELA.
EXALTANDO LOS VALORES VENEZOLANOS Y AFROCARIBEÑOS.
SONIDO URBANO REALIZADO POR ROBERTO CARLOS LUJAN DE 2 A 4 PM HORA DE COLOMBIA - 3 A 5 PM HORA NEW YORK. PARA ESCUCHAR EL PROGRAMA EN VIVO (DALE CLICK ESTE DOMINGO) ABAJO.
SONIDO URBANO
105.3 FM UNIVALLE ESTEREO ESCUCHELO REAL AUDIO
PIRATERIA SENTIMENTAL 2
LA RESIDENCIA carrera 17 # 39 - 42, bogotá, colombia (exhibición hasta hoy)
La música se prende, se pega, se queda grabada. Es como un virus. Y como un virus, muta de acuerdo al huésped que la alberga. Así se extiende la música y así cambia. Alguien oye algo que le gusta y trata de copiarlo y seguramente no le va a quedar igual porque su cuerpo, sus medios, su contexto inmediato y su historia personal es diferente a la de quien le soltó ese virus y lo contagió. Por ejemplo, un grupo fundacional del rock hecho en Colombia como Los Yetis, hicieron malas copias de los Beatles, quienes hicieron a su vez, contagiados por el virus del rock’n’roll, malas copias de Chuck Berry, quien a su vez hizo copias torcidas de viejos cantantes de rythm’n’blues de la década de 1920 y 1930, quienes trataban de seguir dando voz a los viejos cantos de labor de las bastas plantaciones de algodón alrededor del Mississippi, cantos que contenían ese virus rítmico y poderoso que provenía de África y que contagió a todo el mundo (además del rock, está en la salsa, en la cumbia, en el merengue). Cuando alguien se da cuenta de que el ritmo que quiere copiar (el que lo ha contagiado) muta y se vuelve otra cosa en su cuerpo y en su entorno, y aprovecha ese cambio y no le da pena sino que lo amplifica, esa persona contagiada se vuelve el origen de otro tipo de música… un género nuevo de virus capaz de contagiar a miles en el futuro.
El volumen 2 de “Piratería Sentimental” está dedicado a los discos prensados en Colombia. Es un repaso por las diferentes mutaciones y cambios que el sonido y la música han tenido a lo largo de generaciones de personas. La posibilidad de interpretar, de emitir, pero sobre todo de grabar, de controlar y almacenar el sonido, cambió radicalmente nuestra cultura y la manera en que aprendemos, hablamos, cantamos y bailamos. En este volumen de “Piratería Sentimental” hay desde cuentos y poemas infantiles, hasta discursos políticos, agrupaciones de música bailable o grupos de pop y rock.
Como el primer volumen, esta exhibición colectiva es tanto una muestra de copias artesanales de imágenes producidas industrialmente (dibujos, pinturas, collages, bolitas de plastilina y hasta cerámica), como una muestra de gustos musicales (y sonoros) y un homenaje al disco en vinilo y a la empresa discográfica que extendió masivamente el virus; pero es también una celebración de los piratas que se atreven a contaminar de manera ilegal (sin obedecer límites geográficos, ni aduanas, ni regalías, ni acuerdos empresariales) a otros. La piratería, como la música, es un virus que llevamos en la sangre.
HASTA HOY ESTA EXHIBICION EN LA RESIDENCIA (BOGOTA)
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