De Salsa y Disco: Relación entre la industria discográfica y el desarrollo de la Salsa.
Ante la pregunta, ¿Qué le debes a la salsa?, que hizo el periodista y escritor Leonardo Padura a Juan Formell, músico y director del grupo Los Van Van, este le respondió, entre otras cosas:
“…mezclábamos con criterios muy antiguos en el que la percusión estaba en un segundo plano. Oyendo salsa me di cuenta que ellos emplean una percusión muy estable, bastante cercana a la que se utiliza en el rock y la llevan casi al lado de la voz, lo cual es muy interesante para el bailador”.
La dedición de iniciar con esta pregunta y su respuesta obedece al hecho de querer destacar la peculiar forma de las grabaciones del movimiento de la salsa, las cuales resultaron ser innovadoras frente a lo que se había grabado de la música tropical y gran parte de la música popular latinoamericana. Estas innovaciones y otros factores hicieron de la industria del disco fuera el vehiculo principal que permitiera la expansión de lo que hoy se denomina salsa.
Preparando el terreno del disco…Rumbo a los 60.
Para el año 1950 las compañías CBS (Columbia Broadcasting System) y RCA-Víctor llegan a un acuerdo que estandariza el mercado discográfico: Dos años antes, CBS, de un lado, había presentado el disco de larga duración (Long Play, que se abrevia LP), que giraba a 33 1/3 revoluciones por minuto (Siglas, RPM). El LP desplazó el disco de acetato de 78 RPM. En 1949 RCA-Víctor, del otro lado, había inventado el disco de 45 RPM, que limitaba a escuchar dos canciones, una en cada cara, pero cuya producción y adquisición eran más económicas.
El acuerdo antes mencionado, consistió en que ambas compañías fabricarían los dos formatos. Esto implicó la fabricación de nuevos “Tocadiscos” en los que se podía escuchar ambos formatos, inclusive, hasta el disco de 78 RPM.
Como resultado de aquel acuerdo, la industria discográfica experimentó un crecimiento progresivo durante el decenio de los 50 y para los primeros años de los 60 había alcanzado plena madurez. Datos que reflejan aquel logro son las 250 millones de copias vendidas por Los Beatles entre 1962 y 1968; y si nos ubicamos en el nicho latino de Nueva York, para 1960 Johnny Pacheco logró vender 10,000 copias de su primer LP, titulado “Pacheco y su Charanga”, en los primeros seis meses.
Salsa y Disco.
En esos mismos años, décadas del 50 y 60, vivía en la ciudad de Nueva York una segunda generación de latinos compuesta por los inmigrantes de diferentes países latinoamericanos y por los nacidos en la llamada “Gran Manzana”, que eran hijos de gente de la primera generación, que a su vez fueron los protagonistas de una oleada migratoria entre 1920 y 1950.
Es esa segunda generación, mayormente puertorriqueños o descendientes de estos, los que iniciaron un proceso de revalorización de la cultura latina. Es un proceso en el que “lo latino” se unifica para hacer sentir su voz ante la discriminación.
En aquella revalorización venía la música popular. Son las expresiones cubanas las de mayor aceptación. Pero esa preferencia no es fortuita, porque los ritmos de cuba ya se habían desplazado por todos lados gracias, entre otras causas, a que desde los años 20 existían grabaciones de artistas cubanos que recorrían el mundo. Estas, tanto se hacían en la Habana como en Estados Unidos.
Con el son, la guaracha y el guaguancó como espina dorsal, e influencias musicales del resto de la música caribeña y de otras expresiones latina; con otras influencias
anglosajonas como el jazz, el rhythm & blues, el soul y el rock n´roll, y con el acento de músicos de diferentes partes de América Latina, El Caribe Hispánico y Estados Unidos, se gesta, nace y se desarrolla el movimiento de la salsa, el cual le debe gran parte de su éxito al papel jugado por la industria discográfica, la cual se nutrió de los nuevos códigos musicales de la población latina de Nueva York.
Encontramos tres aspectos esenciales, que a través del disco, contribuyeron al fortalecimiento de la salsa y que analizaremos a continuación.
Aprovechamiento de toda innovación tecnológica.
Estados Unidos siempre ha llevado la voz cantante en el mercado del disco. Es por eso que los músicos que se desenvolvían dentro del movimiento de la salsa, tenían la ventaja de utilizar estudios de grabaciones más modernos que los existentes en los países latinoamericanos. Este hecho conllevó a un éxito que se tradujo en una reinversión y promoción de este movimiento, dentro y fuera de Estados Unidos.
Los involucrados en el negocio del disco nunca escatimaron esfuerzos a la hora de utilizar la tecnología más moderna en sus grabaciones, así como el uso de los métodos de dirección y mezcla que requería la modernidad. De ahí viene el hecho de utilizar las formas de mezclar del jazz y el rock.
La figura del ingeniero de sonido es clave a la hora de analizar este punto. Revisando créditos en una muestra de 80 LPs de salsa, encontramos el nombre de Jon Fausty en 36 producciones. Fausty ha sido el ingeniero de grabación más importante de este movimiento. Lo demuestra su volumen de participación en grabaciones, entre las que están la del disco “Solo” (JM-00535) de Willie Colón, editado en 1979, el cual requería de una mezcla especial, ya que en la grabación de este se utilizó una sección de cuerdas. También están otras como “Así se compone un son” de Ismael Miranda y “Celia y
Johnny” y “Tremendo caché” de Johnny Pacheco y Celia Cruz, donde realizó la ingeniería de sonido.
Otro hecho que identifica a Jon Fausty como “el ingeniero de sonido de la salsa” es volverlo a encontrar en discos de edición más recientes, como “Areito” de Juan Luís Guerra y 4-40 de 1992, donde realizó las mezclas de los temas “Señales de humo”, “Si saliera petróleo” y “Ayer” y en una grabación del 2002, el disco “Versos en el cielo” de Isaac Delgado, grabado en La Habana.
Otro nombre que encontramos en la misma muestra fue el de Irv Greenbaum, quien aparece como Ingeniero de grabación en 10 producciones, entre las que podemos destacar “Asalto Navideño” de Willie Colón, donde se incorpora el sonido de la música campesina de Puerto Rico a la salsa y “Unfinished masterpiece” (Una obra maestra inconclusa) de Eddie Palmieri, editados 1976 para el sello Coco. Este último es el ganador del segundo Grammy que se le concedió a la música latina, con la categoría de “mejor grabación latina”(El primero también se le otorgó a Palmieri, por su disco “The sun of latin music”).
Uso de los códigos del barrio como estrategia de publicidad y venta.
No pudo haber sido más acertada la idea de hablar en el lenguaje del barrio, siendo este y sus crónicas la bujía inspiradora de la salsa. Este era un aspecto programado, pero que ayudaba a la libertad que los productores musicales e intérpretes tenían, y que canalizaba una expresión sincera.
Un buen ejemplo a citar es la dupla de Willie Colón y Héctor Lavoe. Por un lado, Willie nace en Nueva York, en el Bronx. Allí, y eso lo ha contado él mismo, tuvo que lidiar con el hecho de ser discriminado por su descendencia latina.
Por el otro, Héctor nace en Puerto Rico, en Ponce. Desde muy joven viaja a Nueva York en busca de un mejor futuro.
Parte del éxito de este binomio radicó en que toda la juventud latina que vivía en Nueva York se veía identificada en uno, o en el otro, y eso fue detectado por la compañía en el justo momento para ser utilizado como recurso promocional.
El disco “The Big Break, La gran fuga” (Wanted By FBI), editado en 1971 (SLP394), es un fiel testimonio de cuanto provecho se le sacó a la imagen de estos dos personajes.
La muy ingeniosa portada del disco, tan conocida en el mundo salsero, además de mostrar dos fotos de Willie, como las de las fichas de los criminales, trae una reseña en idioma inglés que se traduce de la siguiente manera:
“Armado con un Trombón y considerado peligroso. Willie Colón ha sido visto en la ciudad de Nueva York. Anda acompañado por otro hombre, Héctor Lavoe, cuya ocupación es la de cantante, y también es considerado peligroso con su voz”.
Esta portada fue diseñada por el publicista Izzy Sanabria, hombre clave en el proceso creativo del sello Alegres y en mayor grado de Fania.
El éxito de esta también obedeció a la imagen de ganster que la compañía Fania le había creado a Willie Colón y que está presente en las portadas de los discos de su primera etapa musical, entre 1967 y 1975.
Un artículo sobre la vida de Willie Colón publicado en el periódico “Primera Hora” de Puerto Rico y con fecha del miércoles 4 de febrero del 2004 reseña que “la apariencia del “Malo” fue el eje conceptual de los primeros trabajos del músico, con la concurrencia de Héctor Lavoe, y con la que intentaron rescatar el respeto para el latino, cuya imagen era difundida por los circuitos de poder estadounidenses con señas negativas, asociándolo al mundo de la delincuencia”.
Unión de figuras importantes en grabaciones y presentaciones.
Nunca antes se había visto tantas figuras de renombres unidas en grabaciones y presentaciones en vivo como en los años del nacimiento y desarrollo de la salsa. Esta
idea fue puesta en ejecución por Al Santiago, propietario del sello Alegre en los primeros años de los 60.
En una entrevista realizada por Vermon Boggs en 1992 y que fue traducida al español por Néstor Emiro Gómez para ser publicada en la página de Internet “Herencia Latina” (www.herencialatina.com), el mismo Al explica la manera en que surgió la orquesta especial Alegre all-stars (Las Estrellas Alegre):
“…Las estrellas Alegres fue mi bebé. Yo lo concebí. Yo lo tenía en mi mente cerca de dos años antes de que lo pusiera en acción porque yo había escuchado las publicaciones de Panart de las estrellas de cuba, con trompeta, un trombón, saxo tenor y Peruchín en el piano. ¡Oh Man!. Yo oí esto en la radio. La cosa más moderna de jazz latino que yo jamás había oído en mi vida. Y el mismo impacto que ese disco me dejó, más tarde otros músicos me dijeron, que les causaron Las Estrellas Alegre. Así, yo tenía éxito con el álbum de Pacheco; el álbum de Charlie (Palmieri) le estaba yendo bien. El álbum de Dioris (Valladares) lo estaba haciendo bien. Tenía a Kako en el sello e hice esta pregunta: ¿Por qué no pongo a todos los directores de banda juntos, formo una banda y cualquier puesto que falte, pongo a los mejores músicos que pertenezcan a las bandas que tengo bajo contrato?”
Las Estrellas Alegres fueron todo un suceso. Al llegó a publicar cuatro discos con esta agrupación especial. Cheo Feliciano, Yayo el Indio, el trombonista Barry Rogers, el saxofonista José “Chombo” Silva, el conguero Frankie Malabé, el bajista Bobby Rodríguez y los trompetistas Puchi Boulong y Ray Maldonado formaron parte de Las Estrellas Alegre.
Como una continuidad del ingenio Al Santiago, Jerry Masucci y Johnny Pacheco, fundadores del sello Fania Records, crearon la legendaria orquesta Fania All-Stars (Las Estrellas de Fania) que se presentó por primera vez en el 1968 en Club Red Garden.
El éxito de Las Estrellas de Fania llegó más alto que el de Las Estrellas Alegre. Y es que Fania records fue el vehículo más importante en la difusión del nuevo sonido de Nueva York.
Para el año en que se conoce esta orquesta su catálogo contaba con veteranos de la música como Johnny Pacheco, único director musical que ha tenido esta orquesta, Ray Barretto, y los jóvenes Bobby Valentín (que en esos años tocaba trompeta), Larry Harlow y Willie Colón. Otros músicos que se unieron a esta agrupación fueron Barry Rogers que para esa época ya era considerado el trombonista más influyente de lo que años después se llamaría salsa, Jimmy Sabater en los timbales, Eddie Palmieri, Tito Puentes y Ricardo Maldonado (Richie Ray) como refuerzos. Aquella presentación quedó grabada en dos discos titulados “Live at Red Garden” (En vivo en el Red Garden), volumen 1 y 2.
No fue hasta después de tres años que Las Estrellas de Fania volvieron a aparecer en escena, en el histórico concierto realizados en el Club Cheetah de Nueva York y la cual fue marco principal de la filmación del la película “Our latin thing” (Nuestra Cosa).
Izzy Sanabria se refiere a este suceso en un escrito titulado “La Historia de Fania” realizado para un álbum doble editado en 1994, en formato de disco compacto, que conmemoraba el 30 aniversario del sello Fania. Sanabria cuenta:
“los comerciales de radio enfatizaron el concierto como un suceso especial e invitaron al público a participar en la película y en el histórico evento latino. Ese jueves por la noche, 26 de agosto del 1971, 5,000 jóvenes llegaron al Cheetah”. Además de la película, tres grabaciones preservan aquel suceso musical. Estas son los volúmenes 1 y 2 de “Live at The Cheetah” y un álbum doble que recoge la banda sonora de “Nuestra Cosa”.
A partir de entonces Las Estrellas de Fania se presentó con más frecuencias. A ellos se fueron sumando figuras como Celia Cruz, Justo Betancourt, Ismael Quintana y Rubén Blades entre otras. Por su parte Fania record logró concentrar en su catalogo importantes grabaciones de esta banda que recogían presentaciones en vivo y otras hechas en estudio.
El auge de Las Estrellas de Fania motivó a otros sellos discográfico, en los 70 y 80, a realizar grabaciones con este tipo de orquesta especial. Mencionamos a la Puerto Rico All-Stars cuyas grabaciones salieron bajo el sello Combo Records y donde participaron Andy Montañez, Tito Alen, Lalo Rodríguez, Juancito Torres, Jorge Mollet, entre otros; Las Estrellas Sar, de Sar Records con sus estrellas Henry Fiol, Roberto torres, Mario Muñoz “Papaito” y Fernando Lavoy entre otros; y La Familia TH del Sello TH donde participaron Tommy Olivencia, Lalo Rodríguez, Willie Chirino, Danny Rivera, y Andy Montañez.
Los Sellos: Ejemplos más significativos.
En esta parte corresponde hacer mención de las compañías que se involucraron en el proceso de crecimiento de la salsa. Ya hemos mencionado a discos Alegre y a su propietario Al Santiago. Con Alegre, Al propone las reglas del juego, fijando los nuevos parámetros en la industria discográfica latina de Los Estados Unidos, las cuales influenciaron sellos de otros países. Es así como Alegre compite con Tico, quien fue la compañía más exitosa de los 50.
Aquella visión de Al fue asimilada por los socios Jerry Masucci y Johnny Pacheco y su casa Fania. En pocos años Fania pasa de ser un sello independiente, que buscaba controlar la discografía de Pacheco, a ser el primer catalogo de música latina con fama mundial. Refiriéndose a la formula de éxito de Fania, Izzy Sanabria asegura que “hubo varias cosas que hicieron que Fania tuviese tan grandes éxitos. Una fue la contratación
de nuevos talentos y el desarrollo de su pontencial. Otra fue reconocer la dirección de la música y contribuir a la misma. De mayor importancia fue el nivel de promoción que nunca se había hecho en la música latina. Y finalmente, el mejor uso del personal en el momento adecuado”.
Aquel crecimiento llevó a Fania a construir un monopolio discográfico nunca visto en la industria latina, con la creación de otros sellos como Vaya y con la adquisición de los catálogos de Cotique, Inca de Puerto Rico y Tico, Alegre, Roule record y Mardi Gras, estos últimos como una sola compañía (Cabe mencionar que Al Santiago terminó vendiendo el sello Alegre a Morris Levis, propietario de Tico, quedando como productor de esta y del que fue su sello). Fania también llegó a tener subsidiarias en diferentes países. Como ejemplo de eso estuvo la compañía dominicana Karen Record de Bienvenido Rodríguez. Este acuerdo le dio poder a Karen para fabricar y distribuir los discos de Fania en República Dominicana, lo mismo que Fania fabricaba y distribuía los discos de Karen en los Estados Unidos. Aquel convenio fue beneficioso para los artistas de ambas compañías. Podemos destacar la proyección de las orquestas merengueras “Los Hijos del Rey” y “Wilfrido Vargas” y sus Beduinos. Incluso, como estrategia de promoción de la figura de Wilfrido Vargas, este participó, en el rol de cantante, en la grabación del tema “Amarra el perro” del álbum “The Artist” (El artista), de Johnny Pacheco, (LP0503) del año 1977. También estuvo en el concierto que las Estrellas de Fania realizaron en cuba, el 3 de Marzo de 1979, en el teatro Karl Marx de La Habana.
Otro suceso que señala la expansión del sello Fania fue el hecho de que Las Estrellas de Fania consiguieron un contrato con Columbia, en 1976, con miras a un croosseover. Hay que puntualizar que esta estrategia no dio los frutos esperados.
Con todo este poder, los demás sellos discográficos quedaron en desventaja y sólo algunos pudieron sobrevivir gracias a la popularidad de agrupación que tenía en su catálogo. Es el caso de Combo Record que para los años del boom de la salsa contaba con “El Gran Combo de Puerto Rico”.
Al día de hoy.
Estos sellos han dejado como legado un catálogo de valor incalculable que ha mantenido vivo aquel episodio que involucró a la música en uno de los procesos sociales más importantes que ha tenido la colectividad latina.
En los primeros años de los 90 reaparecieron estas producciones, en el formato de disco compacto, con errores de fecha, menos información que la que suministraban los LPs y muchos de ellos con un sonido de baja calidad. Hoy tenemos la noticia de que el catálogo de Fania, con todos los sellos que pudieron adquirir, está siendo lanzado al mercado de manera parcial, con notas que reseñan puntos importantes de cada producción y con un sonido remasterizado.
La edición de febrero del 2006 de la revista Latin Beat trae en su portada el titulo “Fania is back” (Fania está devuelta). En su interior tiene varios escritos que se refieren al tema y un anuncio que abarca dos páginas y que lleva un texto en inglés que se traduce: “El retorno del sello de salsa # 1 del mundo. Pronto en su tienda favorita”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario